El último día, era la hora de irse. Se pasó el tiempo rapidísimo. Antes de irnos,
empezamos a jugar a lo que se nos ocurriera. Luego a la hora de irse. Nos fuimos
en coche igual que como fuimos al llegar. Pero esta vez con mi padre. Le dejamos
en casa a Octavio y luego nos fuimos a nuestra casa.
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