¿No te equivocas?
¿Y para qué quieren mis zapatos?
¿Y no podrías quedarte y ayudarme?
Aquí estoy, en la guarida de las brujas y sin ningún plan.
Si esa no es la voz de una bruja, yo no soy zapatero.
¿Y qué pasaría si yo bebiese también?
¡Mis zapatos!
Zapatos:Podemos ir solos… Faltaría más… Ya somos mayores…
Bueno, de acuerdo; volvamos a casa.
Zapatos:Eso está mejor.
Zapatos:Fue el de la talla 43… Ánda, chivato… Orden a pares…
¡Zapatos que hablan y te patean el trasero!, ¡me voy a hacer de oro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario